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España, el país donde ‘conviven’ cadáveres de ‘primera y de segunda’, según Sosdesaparecidos

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Ángel Anes Pallas tenía 58 años cuando desapareció sin llevar consigo la documentación y su teléfono móvil. Oficialmente, la última vez que se supo de él fue el 9 de octubre de 2017 cuando acudió a un centro de salud de Carballo (A Coruña), la ciudad donde residía. Posteriormente, su vehículo fue localizado en una céntrica calle del municipio gallego. Casi dos meses después, el 3 de diciembre de 2017, un cazador alertó al Centro de Atención de Emergencias del hallazgo de un cadáver en una zona de monte situada a unos 200 metros de la vivienda de Ángel Anes.

El cuerpo, que presentaba un avanzado estado de descomposición, fue trasladado al Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña para realizarle una prueba de ADN que permitiera su identificación. Sin embargo, más de dos meses después, los parientes de Ángel Anes continúan sin conocer la identidad del cadáver. Todas las semanas, la familia pregunta a los investigadores si conocen los resultados de la prueba de ADN y la respuesta es siempre la misma.

“La policía nos dice que ya han hablado con quien tienen que hacerlo y que están esperando órdenes del juez. Mientras tanto, no sabemos qué hacer, si salir a buscarlo o no”, comenta su sobrina, Ana Belén Costa. “Es muy angustioso pensar que mi tío pueda estar metido en una cámara tanto tiempo”.

Por desgracia, la impotencia provocada por la inactividad y la falta de respuestas no supone una excepción al dolor que cada día experimentan numerosas familias de personas desaparecidas, ya que, según las cifras manejadas por la propia policía, actualmente existen cerca de 4000 cuerpos sin identificar en las morgues españolas. Esta inoperancia, no obstante, sí que contrasta con la dedicación que las autoridades demuestran en otros casos mediáticos, cuyos análisis de ADN llegan a ser conocidos en cuestión de horas. “Esto no es culpa de los españoles ni de la policía, sino de los continuos recortes en seguridad. La triste realidad es que faltan medios humanos y técnicos”, afirma el presidente de la Asociación Sosdesaparecidos, Joaquín Amills.

“Yo me alegro de que una identificación por ADN pueda hacerse en 24 horas, y felicito a los técnicos y a las autoridades por ello, pero desde Sosdesaparecidos no podemos estar callados cuando hay familias que tienen el cuerpo de un ser querido en una cámara frigorífica durante meses”, subraya.

Hace tres años, la Asociación Sosdesaparecidos pidió al Gobierno las cifras exactas de cadáveres pendientes de identificación. Hoy, ante la ausencia de respuesta, Joaquín Amills y los coordinadores de la entidad realizan una nueva petición que ayude a calmar el dolor de las familias. “Vamos a solicitar al Ministerio del Interior que dé un plazo máximo para cotejar el ADN de los cadáveres sin identificar y anunciamos que si es necesario acudiremos al Tribunal Europeo de Derechos Humanos con el propósito de denunciar esta situación. Esto es intolerable y va en contra de la igualdad de las personas”, señala.

¿Qué ocurre, además, con los cuerpos cuya identidad resulta completamente desconocida? ¿Y con los restos óseos? ¿Cuánto tiempo se tarda en realizar el análisis de ADN y cotejar los datos correspondientes? “Las personas desaparecidas y los cuerpos sin identificar nos muestran la realidad de un país que está muy lejos de lo que pretendemos que sea nuestra España. Los avances tienen que ser para todos y no solamente para unos pocos casos”, concluye el presidente de Sosdesaparecidos.