Actualitat Diària
La bonita imagen de las palomas que acuden a comer de las manos de los niños en los espacios públicos de la ciudad, se ha quedado en el olvido y se ha transformado ya en una invasión, que tanto Castellón como otras ciudades no saben bien como atajar.
Aquello de la bolsita de la comida para las palomas, hace tiempo que quedó completamente prohibido, y como denuncian algunos, el acoso de las palomas ha llegado a tal punto de que “te sientas en un bar, te ponen un plato de cacahuetes, y en ‘un mira i no res’, las palomas invaden la mesa, el plato y lo dejan vacío y limpio como una patena”.
Las palomas, tradicionalmente asociadas a la idílica imagen de ‘la paz’, proliferan y lo ocupan todo. Anidan ya en todas partes y con sus excrementos ensucias y dañan edificios patrimoniales.
Algunas de ellas, pueden, incluso, transmitir enfermedades… porque ya no comen semillas, sino que picotean absolutamente todo lo que encuentran…
No es la primera vez que Castellón, como otras ciudades, se enfrenta a este problema. Como tampoco es nueva la propuesta de situar tratamientos anovulatorios, de forma estratégica en parques y jardines…
De hecho, y quede la anécdota sobre la mesa, un concejal municipal, cuando trataba el tema en comisión con otros ediles de la corporación, se equivocó de palabra, y llegó a proponer, dar anabolizantes a las palomas en lugar de anovulatorios. Imagínese el lector qué palomas hubiera criado la capital de la Plana con aquella medida…
Las soluciones, hasta el momento han sido puntuales, dirigidas a evitar que se posen en lugares emblemáticos, como la fachada municipal, colocando ‘pinchos’ e hileras ‘de púas’ en el alféizar de los ventanales, y zonas de especial preferencia para las palomas…
Pero con ello lo único que se consigue es que no se posen en según que sitios, pero no evitan que proliferen, porque sin depredadores naturales, las palomas han conquistado completamente el territorio.
La propuesta de los anovulatorios para controlar la natalidad de las palomas volvió a surgir durante esta legislatura. Y, de hecho, se estudió el tema, tomando como ejemplo otras ciudades del territorio nacional que ya lo practicaban.
Si se evita que se reproduzcan, se podrá controlar la población. Al menos esta era la tesis. Pero por lo que se sabe, el método tiene más contraindicaciones que ventajas. El tratamiento no ha sido homologado por la Conselleria, y, además, no resulta selectivo. Es decir, este tipo de tratamientos afectaría a muchas otras especies, no solo a las palomas, lo que podría poner aún más en peligro a otras especies en riesgo de extinción.
Ante esta situación, la Junta de Gobierno del Ayuntamiento ha aprobado hoy establecer un concurso público, con un presupuesto de 39.600 euros, en dos años (prorrogable a otros dos), para la contratación de una empresa que aporte soluciones para el control de la población de palomas.
En otras ciudades han acudido a métodos más naturales, como potenciar el anidamiento de depredadores de palomas, entre ellos los halcones.