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Aumenta en un 21% el número de consumidores de heroína en el Cabanyal de Valencia

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La principal droga consumida continúa siendo el alcohol, seguida de la heroína y la coca en base, que pasa al tercer lugar

Las conductas adictivas y la exclusión social son dos problemáticas que a menudo van de la mano, sobre todo, en los barrios periféricos y poblaciones más vulnerabilizadas de las grandes ciudades. Así lo ponen de manifiesto los datos obtenidos por el Informe Anual del Centro de Intervención de Baja Exigencia, CIBE Marítim, del Comité Antisida de la Comunidad Valenciana, que ha llegado a conclusiones reveladoras, tras su actividad durante 2017 en el cuidado de la salud de las personas consumidoras de drogas, en situación de extrema exclusión social, en el Cabanyal.

Perfiles sociales de las personas consumidoras

En la actualidad el número de personas atendidas por el CIBE ha aumentado en 25 personas respecto al año anterior, con un total de 269 personas atendidas en 2017, 208 hombres y 61 mujeres. El perfil social no ha cambiado: un 76% de las personas usuarias carece de vivienda y reside, en su mayoría, a pie de calle o en hogares ocupados. Sobre la procedencia, disminuye la población migrante atendida: más de la mitad de las personas usuarias (60%) tiene nacionalidad española, un 23% procede de algún país de la Unión Europea y el 17% resultante corresponde a personas extracomunitarias.

La media de edad del total de personas atendidas asciende a 42 años, lo que denota que las personas históricamente atendidas van envejeciendo.

Policonsumos

El policonsumo es un fenómeno que intensifica las consecuencias de los problemas de adicción: más de la mitad de los usuarios admiten consumir de manera habitual distintos tipos de droga. La droga más consumida continúa siendo el alcohol (en un 32% de las personas que acuden al centro), seguida de la heroína (23%), que aumenta de manera preocupante, y la cocaína en base (crack) fumada o inhalada, que pasa a un tercer lugar. El consumo de droga por vía endovenosa (en forma de heroína, clorhidrato de cocaína o speed ball: combinado de heroína y cocaína) ha disminuido respecto a la inhalada. Y el consumo de drogas por vía esnifada (materializada en speed o clorhidrato de cocaína) se mantiene. Sobre las prácticas de riesgo, alrededor del 15% de las personas que acuden al CIBE Marítim se considera en riesgo de sufrir una sobredosis debido a que, por norma general, consumen solas o mezclan sustancias de gran potencial reactivo.

Asimismo, un 30% admite compartir material de inyección y tubos de inhalación, lo que aumenta de forma alarmante el riesgo de transmisión de VIH. En consecuencia, las/los profesionales del CIBE Marítim han repartido entre sus usuarios/as un total de 23.500 kits de venopunción en el período enero – diciembre del pasado año, más del doble que en 2016. Prevención del VIH Desde 2017, el CIBE Marítim abre las puertas para realizar pruebas de diagnóstico a personas que no pertenecen al colectivo consumidor de drogas, lo que hace que haya aumentado un 31% la realización de pruebas serológicas, de VIH y Hepatitis C, llegando a 131.

Sin embargo, de las nuevas personas acogidas en 2017 por consumo, un 49% (36 personas) no conoce en estos momentos su estado serológico. Atención integral y personalizada El Centro Marítim abrió sus puertas en el año 2001 como recurso de baja exigencia perteneciente al CCASCV y, desde entonces, sus técnicos/as y voluntarios/as trabajan para atender las condiciones de vida básica y la reducción de daños entre las personas consumidoras de drogas. Entre los diferentes servicios, se ofrece la atención social, atención psicológica, sanitaria (curas, consultas médicas, vacunas, pruebas serológicas, asesoramiento), atención a necesidades básicas (comida, higiene) e intercambio de jeringuillas.